Thursday, December 23, 2010

LA IGLESIA, UNA COMUNIDAD DE AMOR

En estos tiempos de familia, de compartir con nuestros amigos, de celebrar el nacimiento de nuestro Salvador, es bueno reflexionar sobre la Iglesia y la Eucaristía.
Recuerdo, en una reflexión sobre la Eucaristía dada por el Padre Franklin Buitrago, se nos decía que La Eucaristía nos invita a compartir y a la reconciliación con nosotros mismos y con los demás.
La esencia de la Eucaristía es hacer comunidad, una comunidad de Amor. En ciudades como Montreal, hay una gran variedad de grupos étnicos. En muchas oportunidades, cada grupo utiliza el mismo edificio o templo u otras facilidades dentro de la misma iglesia para celebrar su Eucaristía, asambleas, retiros, etc. Es interesante notar que nosotros, católicos, a veces no hacemos contacto con otros grupos étnicos. Es como si cada grupo estuviera en su propia "micro-galaxia" sin tener la suficiente sensibilidad para compartir con estas otras comunidades, como iglesia universal que somos. El llamado de Cristo, es el salir de nuestras propias fronteras, de nuestras limitaciones de lengua, de costumbres, para llegar al pueblo de Dios. Nos decía Franklin que históricamente pueblos enteros se han constituído alrededor de la Eucaristía. La Eucaristía es el Cuerpo de Cristo y en el Pueblo de Dios está Cristo presente: en el inmigrante recién llegado, en aquella persona que vive una situación penosa, un divorcio, una pérdida familiar, una enfermedad...será que nuestras limitaciones nos impiden llegar al Pueblo de Dios?

Sunday, December 19, 2010

EL INMIGRANTE EN SU IDENTIDAD COMO CRISTIANO

Hace ya más de cuarenta años emigré de mi patria. Desde muy joven  mi abuelita,  me aconsejaba que siempre tratase de guardar mis costumbres y me repetía con frecuencia, que al salir de mis propias raíces, corría el riesgo de perder mi propia identidad.

Bajo ese consejo, siempre tuve en cuenta el legado de mis padres: el idioma, las costumbres y la religión.  Siempre pensé que esos tres aspectos, pudieran ayudarme a ser yo mismo en cada una de las circunstancias en que me encontrase y que podía fortalecer las raíces en donde se pudiesen apoyar mis hijos y mis nietos.

Ciertamente hubo algunos cambios de costumbres.

Los primeros catorce años como inmigrante, los hice en Venezuela. En ese país se me consolidaron y fortalecieron los aspectos de mi Fe Cristiana. Fuí conciente que el vivir de una forma auténtica el Evangelio, en el día a día, con mi familia con mis compañeros de trabajo y con mis amigos, podía ser realmente yo mismo, sin perder mi identidad.

La autenticidad es ser realmente uno mismo y del todo en cada situación. En cualesquiera etapa de formación en que se encuentre, es muy conveniente reflexionar sobre la autenticidad. El valor de la autenticidad le da a la persona autoridad sobre sí mismo ante sus gustos y caprichos, iniciativa para proponerse y alcanzar metas.

Alienación cultural (influencia de la migración). Transformación de hábitos de consumo y de nuevos. “valores”.  En el proceso del inmigrante existe una influencia marcada de los ambientes en que se vive: el lenguaje, el proceso de competencia en el trabajo, los tiempos a dedicar a la familia, a los amigos, a los compañeros de trabajo, a la empresa donde estás laborando.

Está en nosotros mismos el tomar la decisión de seguir un camino. A medida de que hacemos un viraje en nuestras vidas, un cambio, una conversión, en esa medida, tendremos una óptica distinta del mundo que nos rodea. Es al través de esta nueva visión del mundo interior y del exterior es que podemos ser solidarios con los nuevos ambientes sin abandonar el legado dado por nuestros padres. La solidaridad nos hace uno con nuestra esposa, con nuestros hijos, con nuestros amigos, con la persona que transita por la calle...con Dios.

Friday, December 10, 2010

EL PROCESO DE CONVERSION

Convertirse es tornar en concreto, en el vivir de cada día, el proyecto de Jesús.

El proceso de conversión a Cristo Jesús requiere una nueva mentalidad, un vivir la Buena Nueva a cada día, viviéndola dentro del sentido común de las circunstancias que nos rodean.

La Buena Nueva es el estar conciente de que Dios nos ama. Nos ama a tal punto que envió a su propio hijo para confirmarnos esa maravillosa noticia. El Amor de Dios es tan grande que puede cambiar nuestro corazón por uno nuevo, jovial y alegre.

A qué más pudiéramos aspirar? El ser cristiano nos hace creadores y libres.

Creadores, por que nos hace concientes de que podemos vivir dentro de unos criterios aprobados de antemano por Jesús los cuales están contenidos en el Evangelio.

Libres, porque al decidir seguir el camino de Cristo, ninguna ley nos esclaviza pues el Amor de Dios está por encima de toda ley.

El proceso de conversión es un cambio de cada día. A veces nos puede suceder que estemos navegando en aguas tormentosas y sentimos que estamos regresando a un estado de ausencia o alejamiento de Dios. Esto nos puede pasar, porque somos humanos, y como humanos, llevamos bajo nuestras espaldas una inercia que a veces nos hace difícil este caminar en Cristo. Es por medio de la Oración, y la Fe en Cristo que podemos buscar un apoyo para regresar al buen camino.

Otras veces, podemos estar sometidos a duras pruebas, y podemos sentirnos como si estuviéramos caminando por un desierto donde nos hace falta el agua que da vida. Estas pruebas son absolutamente necesarias pues así como el verdadero oro se prueba en el crisol, nuestras almas deben ser probadas porque mediante estas pruebas podemos conocernos cada vez más a nosotros mismos de una forma honesta y clara.

La Buena Nueva es la mejor noticia que como seres sociales que somos, sentimos la necesidad de compartirla con los demás. Una forma de transmitirla es mediante nuestro propio testimonio de vida y dentro del respeto a la dignidad de las otras personas, tal como lo hizo Cristo nuestro hermano mayor.

Monday, December 6, 2010

Como cristianos estamos inventando nuestra propia vida a cada día.

No pudiera iniciar esta reflexión sin antes referirme a las recomendaciones de Jesús de Nazaret: "Al Señor tu Dios amarás con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Y después viene éste: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay ningún mandamiento más importantes que éstos" Mc 12, 29-31.

Nosotros, com seglares, responsables de una familia, estamos a cada día inventando nuestra propia vida. Tenemos que buscar recursos, dedicar tiempos, esfuerzos, deseos, sueños. Pero para vivir plenamente en armonía debemos contar con criterios, con la certeza de que Dios nos ama. Vivir esa experiencia de Amor; vivirla y sentirla.

Luego para vivir en un estado de armonía, de paz, es necesario vivir la Buena Nueva, vivir el Evangelio, con un contenido de liberación personal, integral y colectiva. Convivir con los demás,con el prójimo con un criterio da amistad. Sabiendo que amigo es aquel ante el cual se puede pensar la vida en voz alta. Ser solidario con el amigo y amar a nuestros enemigos. Buscar la unidad en todo instante....