Sunday, January 23, 2011

La Unidad viene de Cristo

La unidad viene de Jesucristo y sin Él no hay unidad. Él vino a hacer la unidad posible. “Pues donde hay dos o tres se reúnen en mi Nombre, ahí estoy Yo en medio de ellos.” (Mateo 18:20).
“Que todos sean uno como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo estoy en Tí. Sean también uno en nosotros: así el mundo creerá que tú me has enviado.” (Juan 17:21).
La unidad de los cristianos circunda en el testimonio de su vocación, su llamado. Es el signo vivo de la presencia del Espíritu Santo.
Nuestra unidad es el reflejo de la unidad de la Santísima Trinidad.
“Si dan algún valor a las advertencias que hago en nombre de Cristo, si pueden oír la voz del amor y quieren hacer caso de la comunión que existe entre nosotros por el Espíritu Santo, si hay en ustedes alguna compasión y ternura, les pido algo que me llenará de alegría. Tengan un mismo amor, un mismo espíritu, un único sentir...” (Fil. 2:1-2)
En la segunda lectura de la liturgia de hoy, enero 23 del 2011, San Pablo, en su carta a la Iglesia de Corinto aboga por la unidad en el cuerpo de Cristo.
El se está dirigiendo a la situación de división cuando escribe: “Les ruego, hermanos, en el nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, que se pongan de acuerdo y superen sus divisiones, lleguen a ser una sola cosa, en un mismo sentir y los mismos criterios. Tuve noticias de ustedes por gente de la casa de Cloe, y me hablaron de rivalidades. Así lo entiendo yo, puesto que unos dicen: ‘Yo soy de Pablo’, y otros: ‘Yo soy de Apolo’, o: ‘Yo soy de Pedro’, o: ‘Yo soy de Cristo’. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿O yo, Pablo, he sido crucificado por ustedes? ¿O fueron ustedes bautizados en nombre de Pablo?” (1 Cor. 1:10-13). El nos urge y nos exhorta a adoptar actitudes de reconciliación, y a tomar acción para evitar la división y promover la unidad. “Y no hagan nada por rivalidad o por vanagloria, al contrario, que cada uno, humildemente, estime a los otros como superiores a sí mismo. No busque nadie sus propios intereses, sino más bien el beneficio de los demás. Tengan unos con otros las mismas disposiciones que tuvo Cristo Jesús.” (Fil. 2:3-5).
La unidad por lo tanto es una meta para todos los cristianos. Especialmente es un reto para los cristianos involucrados en los Cursillos de Cristiandad.
En la historia de la Iglesia siempre ha habido tensiones entre cristianos. Las dificultades que surgen debido a que no podemos ponernos de acuerdo en algún asunto o curso de acción, no deberían ser ignoradas ni pretender que Dios las va a resolver. Dios quiere unidad, pero Él actúa mediante los seres humanos.
Estamos moralmente obligados a discernir cuando hay desunión y a hacer algo para
corregirlo identificando las causas y trabajando para restaurar la unidad.
Contra cada actitud de desunión, debemos responder con una actitud positiva en búsqueda de la unión.
• Contra el negativismo:                                  Actitudes Y virtudes positivas
• Contra la Hostilidad:                                     El control de si mismo(a)
• Contra las Diferencias Personales:                   La Indiferencia
• Contra el Orgullo:                                         La Humildad
• Contra malentendidos:                                  Actitud de escucha, Apertura
• Contra la Búsqueda de poder y control:            La Buena administración
• Contra Agendas Personales:                           Desinterés
• Contra Prejuicios:                                         Caridad
• Contra el Criticismo:                                      El Entusiasmo
• Contra el Egoísmo:                                        La Generosidad

Las diferencias personales nunca deben herir o destruir los seres humanos y sus relaciones.
Lo que es más importante es la unidad, integridad, y finalidad de los Cursillos de
Cristiandad ya que estamos convencidos que es obra del Espíritu Santo. Nuestra misión entonces es la de compartir con los demás lo fundamental Cristiano: el amor de Dios vivido en la realidad de una auténtica amistad; una realidad que implora, promueve, y sostiene la unidad.
Debemos ser fieles al Carisma Fundacional según la visión del Fundador del Movimiento de Cursillos. Se nos anima a que vivamos el trípode de Piedad, Estudio, y Acción; y especialmente el estudio de la literatura de Cursillo ya que una sólida base en el método revelará el desperfecto o desviación al método del Movimiento de Cursillos.
Evitaremos también la concepción errónea común de creer que la misión de la
evangelización es hacer lo que sea necesario por el mero hecho de evangelizar sin importar los medios. Hay aun algunos que han evangelizado individuos para que sean candidatos en vez de personas a quien hay que amar.
Es muy fácil caer en estas trampas cuando nuestra vida no ha sido transformadora por el amor de Dios, cuando no estamos agradecidos de Él y de los demás, cuando hemos caído en el pecado de “elitismo”.
Hay hambre y sed de Dios en nuestros tiempos. No podemos darnos el lujo de distraernos por nuestras propias faltas; por asumir que nuestros propios medios y métodos personales son los mejores. Necesitamos recordar que se nos ha dado un gran don para el beneficio de los demás; que Cursillos es el trabajo del Espíritu Santo, y un medio excelente para la vidaCristiana, y que hemos sido llamados a una vida en el Espíritu, una vida de servicio.
Preguntémonos: “¿Dónde estaríamos hoy si no hubiera sido por nuestro Cursillo?”
Lo que necesitamos en fortalecer el Espíritu de Dios en nosotros. Especialmente,
necesitamos reconocer que necesitamos unos de otros; que necesitamos evitar aislarnos de los demás y buscar las oportunidades para estar con los demás. El ideal al cual nos esforzamos es a conocernos mejor. Y especialmente necesitamos orar constantemente y hacerlo con fe, esperanza y caridad. La misión a servir está ahí si estamos dispuestos a ser buenos administradores del Movimiento de Cursillos y verdaderos discípulos del Señor.
Debemos tomar la iniciativa de procurar y fortalecer la unidad. Debemos de buscar, con todo nuestro corazón, mente, y cuerpo, ser sensitivos a los demás y amarles y respetarles sea donde sea que sen encuentren en su jornada de fe. Debemos esforzarnos por construir el Cuerpo de Cristo, la iglesia en nuestro ambiente en particular. Necesitamos crecer en nuestra fe Católica y concentrarnos en qué nos une, porque la unidad en Cristo no está aquí o allá sino que en todos y cada uno de nosotros.
- Hay un llamado de Cristo
- Un camino a Dios
- Un Espíritu
- Un Bautismo
Pero muchas formas de vivir de corazón este llamado en una auténtica humildad.
Es tan solo reconocer el valor de la humildad como un valor personal que nos honrará y nos estimulará a promover unidad en el Cuerpo de Cristo, y el Amor es el más importante de todos los Carismas del Espíritu Santo.
Esforcémonos entonces de promover un Cursillo de Cristiandad más auténtico, cristiano, amoroso, sincero, unido y orientado al servicio. Y permitamos tomar este gran reto, esta magnifica misión a la que hemos sido llamados, en el espíritu, la seguridad, y el conocimiento, que Jesús es el camino, la verdad y la vida.

¡De Colores!