Friday, August 31, 2007

Hay un tiempo para la siembra y otro para la cosecha.

Cuando decimos que la semilla muere, la intención no es la de pensar que realmente la semilla desaparece. El concepto de muerte sería mejor definido como una transformación de la esencia de un ser en otra esencia o más bien en otra identidad.
Cada uno de nosotros estamos a diario en un proceso de transformación, en un proceso de cambio. Lo importante es estar alertas, pues en el momento menos esperado, nuestra propia esencia como humanos puede cambiar y vamos a estar cara a cara con nuestro Creador.
A medida que logremos estar más en contacto con nuestro Padre, podemos estar seguros que El como un Jardinero por excelencia va a estar ayudándonos en ese proceso de transformación. Podemos estar seguros que si Cristo vive en nuestras vidas, en nuestra mente, en nuestra alma, seremos más humanos y más cercanos a Dios. Así pues, los invito a que estén con ánimo y alegría para que el día de la cosecha podamos ofrecer un fruto bueno.

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