Sunday, March 6, 2011

NUESTRO CAMINAR CUARESMAL, UN TIEMPO PARA ESCUCHAR



Para vivir como seguidores de Cristo, en nuestro caminar cuaresmal, es necesario ubicarnos en el camino correcto desde el principio. Y un buen principio es practicar nuestra capacidad de escucha. Para nosotros como cristianos, esta es una buena oportunidad que tenemos para meditar en nuestra relación con Dios, con nuestro prójimo y con nosotros mismos.

Pasa que la mayor parte de nuestro tiempo estamos tan ocupados, que realmente no nos detenemos a pensar en esos tres estados del alma y de su interacción con Dios, con los demás o con nosotros mismos. Tal parece que no tenemos tiempo para esas cosas y tal vez consideremos que el tiempo que dediquemos a estas tres cosas, lo estamos perdiendo pues pudiéramos utilizarlos en sacar provecho a otras oportunidades de la vida.

Pues bien, lo que puede estar sucediendo, es que realmente no estamos haciendo lo más importante, el primer mandato de Jesús, pues tenemos tantas cosas en nuestra mente, en nuestra vida, tenemos tanto ruido en nuestro interior que realmente no tenemos tiempo para escuchar. En una oportunidad le preguntaron a Jesús: Cual de los mandamientos encabeza a los demás? Jesús les contestó: "El primer mandamiento es: Escucha Israel: El Señor nuestro Dios, es un único Señor. Al Señor tu Dios amarás con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas. Y después viene éste: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay ningún mandamiento más grande que éstos". (Marcos 12, 29).

Usemos entonces este tiempo de cuaresma, como  tiempo para escuchar... no es mucho tiempo que nos exige Dios, pero si practicamos la habilidad de escuchar, seguramente encontraremos el camino, el verdadero y auténtico camino.

Tuesday, February 22, 2011

LA FAMILIA, INSTITUCIÓN QUE MÁS SUFRE, SEGÚN OBISPO MEXICANO

El obispo de Querétaro afirma que hay una “conspiración” contra ella


QUERÉTARO, lunes 21 de febrero de 2011 (ZENIT.org – El Observador).- Con motivo de los recientes ataques que está sufriendo la familia en países como México y otros de la América Latina, el obispo de Querétaro, monseñor Mario de Gasperín ha escrito una reflexión sobre el tema en la que señala que “la familia es una de las instituciones que más ha sufrido y sufre en el momento actual”.
“A pesar de que oímos decir continuamente que la familia es la célula fundamental de la sociedad, es la que padece más ataques e incomprensiones. Hay por doquier como una conspiración contra la familia, que se origina en el menosprecio del matrimonio, su origen y fundamento”, mencionó el obispo mexicano.
Monseñor De Gasperín enlistó cinco puntos que, en su opinión, son fundamentales para entender y valorar a la familia desde la perspectiva cristiana y como una institución natural, querida por Dios.
El primero es que la familia “según el plan de Dios, está formada por papá, mamá y los hijos. La llaman tradicional, pero mejor sería llamarla normal. No hay familia completa sin papá ni mamá, y todo niño tiene derecho a tener un padre y una madre que le brinden cariño y calor”.
En segundo lugar, afirma, “como la paternidad divina es el origen de la paternidad humana, la misión de los papás es prolongar la presencia de Dios en el hogar, que consiste en dar amor y comunicar la vida. El que honra a sus padres honra también a Dios y merece la bendición del Señor. Los hijos deben corresponder al amor de sus padres con la obediencia y la gratitud”.
El tercero es que los hijos “son el fruto más precioso del amor de los padres, quienes, al darles la vida, deben comunicarles también la fe, que es vida de Dios. Los hijos aprenden el amor de Dios de sus padres, en el hogar. La familia es escuela de amor, de vida y de fe, que  son los tres pilares  que sostienen la vida cristiana familiar”.
“La santa Biblia dice que “el principio de la sabiduría es el temor de Dios”; por tanto, una familia sabia se fundamenta en el respeto amoroso a Dios. Sin Dios, no hay familia que resista los embates del mal. La familia que vive conforme a los mandamientos de Dios produce buenos frutos, hombres y mujeres de bien, útiles a la sociedad”, explicó a continuación.
Por último, afirmó que formar una familia unida y estable “es una gran tarea que reciben los padres el día que se casan por la Iglesia. Esa es su vocación y misión principal en este mundo. De ello deberán dar cuenta a Dios, y en ello estará su premio y su salvación”.
La reflexión de monseñor De Gasperín concluye subrayando que “no hay tarea más grande que procrear gente de bien. A ello contribuye la Iglesia católica protegiendo y defendiendo la fidelidad conyugal y la unidad familiar. Una familia unida es una bendición para la Iglesia y para la sociedad”.

Sunday, February 6, 2011

EN BUSQUEDA DE LA VERDAD


Un gran amigo y compañero de estudios (mi siempre apreciado José Granés Pallares Q.E.P.D.) comentaba, cuando hablaba de las leyes de Newton:
"Isaac Newton, asceta por excelencia e interesado en la promoción del mundo en obras de bien común, investigaba, escudriñaba, trabajaba en su laboratorio, solo, sin buscar un reconocimiento o una promoción social, sino más bien motivado internamente por la búsqueda de la verdad".

En realidad, Newton contribuyó grandemente en la promoción del mundo, como actualmente Stephen Hawking lo continúa haciendo.

Uno de los experimentos de Newton fue el de transformar la luz blanca en muchos colores, utilizando un prisma. De igual forma, colocando un segundo prisma, podía recoger los colores para regresar a generar la luz blanca.

Quisiera hacer una analogía entre este fenómeno físico y nuestra relación con Dios. Cada uno de nosotros, se distingue por algún talento o carisma. Alguno por su generosidad, otro por su sinceridad, o por su honestidad, o por su humildad. Si relacionamos cada uno de estos carismas con uno de los colores del arco iris, pudiéramos asociar la luz blanca con Dios y los colores como la forma conque nosotros respondemos a esa Luz. 

Si vamos a la segunda fase del experimento, el de retomar los colores para generar la Luz Blanca, se requeriría entonces unirnos para formar una Comunidad. En otras palabras, una Comunidad que refleja la totalidad de los talentos de sus miembros, reflejaría entonces la Luz o sea Dios mismo. 

Creo firmemente que debemos mantenernos siempre unidos a una Comunidad de cara a Dios para contribuir en dar Luz al mundo.

Estemos siempre de colores.

Wednesday, February 2, 2011

SEGUIR A CRISTO

El proyecto de nuestro Padre para todos nosotros comprende tres fases: nacer, morir y resucitar. En este proyecto, no hay distinción de clases, ni de razas ni de edades. Está abierto para todos  y está en nosotros aceptar esta propuesta o rechazarla. Sabemos que Jesús el Nazareno cumplió fielmente este caminar y resucitó. Jesús nos dice que El es el Camino, La Verdad y la Vida.  También nos confirmó que hay un solo mandamiento el más importante de todos: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y al prójimo como a tí mismo. También nos dio el mandato de "Ir por todo el mundo y anunciad la Buena Nueva a todo el mundo".  Donde la Buena Nueva es justamente que el Padre nos ama con infinita misericordia y que nos ama en forma gratuita.

Entonces es una propuesta realmente clara: Seguir el camino de Jesús. Pero en qué consiste seguir a Jesús?  Pues seguir a Jesús es colaborar con El en su obra de sanación, de consolación, de liberación del mundo en una dinámica que anuncia el Reino de Dios.

Nuestro modelo a seguir es el de Jesús. En realidad como católicos, tenemos dos modelos: el de Jesús y el de su mamá, la Virgen María.  Los dos hicieron dos cosas muy importantes:

1. Poner toda su confianza en el Padre - confiar plenamente en El;
2. Ponerse a su servicio bajo todas las circunstancias que se presenten en la vida.

Estos dos criterios están muy claros en el Evangelio.

Poner toda su confianza en el Padre: Nos dice Jesús: "No estén pendientes de lo que comerán o beberán; no se atormenten. Los que viven para el mundo presente se preocupan por todas esas cosas. Ustedes, en cambio, piensen que su Padre sabe lo que necesitan. Por tanto, trabajen para su Reino, y El les dará todas esas cosas por añadidura" (Lucas 12,29-31).

Ponerse a sus sevicio: Pudiera uno pensar que cuesta seguir a Jesús. Dice el Señor: "El que no carga con su cruz para seguirme, no puede ser mi discípulo" (Lucas 15, 27). Pero qué hermoso es seguir a Jesús, que no importa lo que pese nuestra cruz, pues caminando con El, la carga se aligera. Pues da mucha alegría cuando se camina, siguiendo a Cristo y anunciando la Buena Nueva. Razón tenía San Pablo, tomando una reflexión del profeta Isaías  decía: "Qué lindo es el caminar de los que traen buenas noticias" (Romanos 10, 15).

Entonces tenemos que salir de nuestras propias limitaciones y de nuestros propios perjuicios para realmente acercarnos a los otros a los amados por Cristo: a los abandonados, a los menos evangelizados, a los pobres, a los presos. Seguir a Cristo exige dejar nuestro propio universo para ir más allá...

Sunday, January 23, 2011

La Unidad viene de Cristo

La unidad viene de Jesucristo y sin Él no hay unidad. Él vino a hacer la unidad posible. “Pues donde hay dos o tres se reúnen en mi Nombre, ahí estoy Yo en medio de ellos.” (Mateo 18:20).
“Que todos sean uno como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo estoy en Tí. Sean también uno en nosotros: así el mundo creerá que tú me has enviado.” (Juan 17:21).
La unidad de los cristianos circunda en el testimonio de su vocación, su llamado. Es el signo vivo de la presencia del Espíritu Santo.
Nuestra unidad es el reflejo de la unidad de la Santísima Trinidad.
“Si dan algún valor a las advertencias que hago en nombre de Cristo, si pueden oír la voz del amor y quieren hacer caso de la comunión que existe entre nosotros por el Espíritu Santo, si hay en ustedes alguna compasión y ternura, les pido algo que me llenará de alegría. Tengan un mismo amor, un mismo espíritu, un único sentir...” (Fil. 2:1-2)
En la segunda lectura de la liturgia de hoy, enero 23 del 2011, San Pablo, en su carta a la Iglesia de Corinto aboga por la unidad en el cuerpo de Cristo.
El se está dirigiendo a la situación de división cuando escribe: “Les ruego, hermanos, en el nombre de Cristo Jesús, nuestro Señor, que se pongan de acuerdo y superen sus divisiones, lleguen a ser una sola cosa, en un mismo sentir y los mismos criterios. Tuve noticias de ustedes por gente de la casa de Cloe, y me hablaron de rivalidades. Así lo entiendo yo, puesto que unos dicen: ‘Yo soy de Pablo’, y otros: ‘Yo soy de Apolo’, o: ‘Yo soy de Pedro’, o: ‘Yo soy de Cristo’. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿O yo, Pablo, he sido crucificado por ustedes? ¿O fueron ustedes bautizados en nombre de Pablo?” (1 Cor. 1:10-13). El nos urge y nos exhorta a adoptar actitudes de reconciliación, y a tomar acción para evitar la división y promover la unidad. “Y no hagan nada por rivalidad o por vanagloria, al contrario, que cada uno, humildemente, estime a los otros como superiores a sí mismo. No busque nadie sus propios intereses, sino más bien el beneficio de los demás. Tengan unos con otros las mismas disposiciones que tuvo Cristo Jesús.” (Fil. 2:3-5).
La unidad por lo tanto es una meta para todos los cristianos. Especialmente es un reto para los cristianos involucrados en los Cursillos de Cristiandad.
En la historia de la Iglesia siempre ha habido tensiones entre cristianos. Las dificultades que surgen debido a que no podemos ponernos de acuerdo en algún asunto o curso de acción, no deberían ser ignoradas ni pretender que Dios las va a resolver. Dios quiere unidad, pero Él actúa mediante los seres humanos.
Estamos moralmente obligados a discernir cuando hay desunión y a hacer algo para
corregirlo identificando las causas y trabajando para restaurar la unidad.
Contra cada actitud de desunión, debemos responder con una actitud positiva en búsqueda de la unión.
• Contra el negativismo:                                  Actitudes Y virtudes positivas
• Contra la Hostilidad:                                     El control de si mismo(a)
• Contra las Diferencias Personales:                   La Indiferencia
• Contra el Orgullo:                                         La Humildad
• Contra malentendidos:                                  Actitud de escucha, Apertura
• Contra la Búsqueda de poder y control:            La Buena administración
• Contra Agendas Personales:                           Desinterés
• Contra Prejuicios:                                         Caridad
• Contra el Criticismo:                                      El Entusiasmo
• Contra el Egoísmo:                                        La Generosidad

Las diferencias personales nunca deben herir o destruir los seres humanos y sus relaciones.
Lo que es más importante es la unidad, integridad, y finalidad de los Cursillos de
Cristiandad ya que estamos convencidos que es obra del Espíritu Santo. Nuestra misión entonces es la de compartir con los demás lo fundamental Cristiano: el amor de Dios vivido en la realidad de una auténtica amistad; una realidad que implora, promueve, y sostiene la unidad.
Debemos ser fieles al Carisma Fundacional según la visión del Fundador del Movimiento de Cursillos. Se nos anima a que vivamos el trípode de Piedad, Estudio, y Acción; y especialmente el estudio de la literatura de Cursillo ya que una sólida base en el método revelará el desperfecto o desviación al método del Movimiento de Cursillos.
Evitaremos también la concepción errónea común de creer que la misión de la
evangelización es hacer lo que sea necesario por el mero hecho de evangelizar sin importar los medios. Hay aun algunos que han evangelizado individuos para que sean candidatos en vez de personas a quien hay que amar.
Es muy fácil caer en estas trampas cuando nuestra vida no ha sido transformadora por el amor de Dios, cuando no estamos agradecidos de Él y de los demás, cuando hemos caído en el pecado de “elitismo”.
Hay hambre y sed de Dios en nuestros tiempos. No podemos darnos el lujo de distraernos por nuestras propias faltas; por asumir que nuestros propios medios y métodos personales son los mejores. Necesitamos recordar que se nos ha dado un gran don para el beneficio de los demás; que Cursillos es el trabajo del Espíritu Santo, y un medio excelente para la vidaCristiana, y que hemos sido llamados a una vida en el Espíritu, una vida de servicio.
Preguntémonos: “¿Dónde estaríamos hoy si no hubiera sido por nuestro Cursillo?”
Lo que necesitamos en fortalecer el Espíritu de Dios en nosotros. Especialmente,
necesitamos reconocer que necesitamos unos de otros; que necesitamos evitar aislarnos de los demás y buscar las oportunidades para estar con los demás. El ideal al cual nos esforzamos es a conocernos mejor. Y especialmente necesitamos orar constantemente y hacerlo con fe, esperanza y caridad. La misión a servir está ahí si estamos dispuestos a ser buenos administradores del Movimiento de Cursillos y verdaderos discípulos del Señor.
Debemos tomar la iniciativa de procurar y fortalecer la unidad. Debemos de buscar, con todo nuestro corazón, mente, y cuerpo, ser sensitivos a los demás y amarles y respetarles sea donde sea que sen encuentren en su jornada de fe. Debemos esforzarnos por construir el Cuerpo de Cristo, la iglesia en nuestro ambiente en particular. Necesitamos crecer en nuestra fe Católica y concentrarnos en qué nos une, porque la unidad en Cristo no está aquí o allá sino que en todos y cada uno de nosotros.
- Hay un llamado de Cristo
- Un camino a Dios
- Un Espíritu
- Un Bautismo
Pero muchas formas de vivir de corazón este llamado en una auténtica humildad.
Es tan solo reconocer el valor de la humildad como un valor personal que nos honrará y nos estimulará a promover unidad en el Cuerpo de Cristo, y el Amor es el más importante de todos los Carismas del Espíritu Santo.
Esforcémonos entonces de promover un Cursillo de Cristiandad más auténtico, cristiano, amoroso, sincero, unido y orientado al servicio. Y permitamos tomar este gran reto, esta magnifica misión a la que hemos sido llamados, en el espíritu, la seguridad, y el conocimiento, que Jesús es el camino, la verdad y la vida.

¡De Colores!

Thursday, December 23, 2010

LA IGLESIA, UNA COMUNIDAD DE AMOR

En estos tiempos de familia, de compartir con nuestros amigos, de celebrar el nacimiento de nuestro Salvador, es bueno reflexionar sobre la Iglesia y la Eucaristía.
Recuerdo, en una reflexión sobre la Eucaristía dada por el Padre Franklin Buitrago, se nos decía que La Eucaristía nos invita a compartir y a la reconciliación con nosotros mismos y con los demás.
La esencia de la Eucaristía es hacer comunidad, una comunidad de Amor. En ciudades como Montreal, hay una gran variedad de grupos étnicos. En muchas oportunidades, cada grupo utiliza el mismo edificio o templo u otras facilidades dentro de la misma iglesia para celebrar su Eucaristía, asambleas, retiros, etc. Es interesante notar que nosotros, católicos, a veces no hacemos contacto con otros grupos étnicos. Es como si cada grupo estuviera en su propia "micro-galaxia" sin tener la suficiente sensibilidad para compartir con estas otras comunidades, como iglesia universal que somos. El llamado de Cristo, es el salir de nuestras propias fronteras, de nuestras limitaciones de lengua, de costumbres, para llegar al pueblo de Dios. Nos decía Franklin que históricamente pueblos enteros se han constituído alrededor de la Eucaristía. La Eucaristía es el Cuerpo de Cristo y en el Pueblo de Dios está Cristo presente: en el inmigrante recién llegado, en aquella persona que vive una situación penosa, un divorcio, una pérdida familiar, una enfermedad...será que nuestras limitaciones nos impiden llegar al Pueblo de Dios?

Sunday, December 19, 2010

EL INMIGRANTE EN SU IDENTIDAD COMO CRISTIANO

Hace ya más de cuarenta años emigré de mi patria. Desde muy joven  mi abuelita,  me aconsejaba que siempre tratase de guardar mis costumbres y me repetía con frecuencia, que al salir de mis propias raíces, corría el riesgo de perder mi propia identidad.

Bajo ese consejo, siempre tuve en cuenta el legado de mis padres: el idioma, las costumbres y la religión.  Siempre pensé que esos tres aspectos, pudieran ayudarme a ser yo mismo en cada una de las circunstancias en que me encontrase y que podía fortalecer las raíces en donde se pudiesen apoyar mis hijos y mis nietos.

Ciertamente hubo algunos cambios de costumbres.

Los primeros catorce años como inmigrante, los hice en Venezuela. En ese país se me consolidaron y fortalecieron los aspectos de mi Fe Cristiana. Fuí conciente que el vivir de una forma auténtica el Evangelio, en el día a día, con mi familia con mis compañeros de trabajo y con mis amigos, podía ser realmente yo mismo, sin perder mi identidad.

La autenticidad es ser realmente uno mismo y del todo en cada situación. En cualesquiera etapa de formación en que se encuentre, es muy conveniente reflexionar sobre la autenticidad. El valor de la autenticidad le da a la persona autoridad sobre sí mismo ante sus gustos y caprichos, iniciativa para proponerse y alcanzar metas.

Alienación cultural (influencia de la migración). Transformación de hábitos de consumo y de nuevos. “valores”.  En el proceso del inmigrante existe una influencia marcada de los ambientes en que se vive: el lenguaje, el proceso de competencia en el trabajo, los tiempos a dedicar a la familia, a los amigos, a los compañeros de trabajo, a la empresa donde estás laborando.

Está en nosotros mismos el tomar la decisión de seguir un camino. A medida de que hacemos un viraje en nuestras vidas, un cambio, una conversión, en esa medida, tendremos una óptica distinta del mundo que nos rodea. Es al través de esta nueva visión del mundo interior y del exterior es que podemos ser solidarios con los nuevos ambientes sin abandonar el legado dado por nuestros padres. La solidaridad nos hace uno con nuestra esposa, con nuestros hijos, con nuestros amigos, con la persona que transita por la calle...con Dios.