Wednesday, February 2, 2011

SEGUIR A CRISTO

El proyecto de nuestro Padre para todos nosotros comprende tres fases: nacer, morir y resucitar. En este proyecto, no hay distinción de clases, ni de razas ni de edades. Está abierto para todos  y está en nosotros aceptar esta propuesta o rechazarla. Sabemos que Jesús el Nazareno cumplió fielmente este caminar y resucitó. Jesús nos dice que El es el Camino, La Verdad y la Vida.  También nos confirmó que hay un solo mandamiento el más importante de todos: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y al prójimo como a tí mismo. También nos dio el mandato de "Ir por todo el mundo y anunciad la Buena Nueva a todo el mundo".  Donde la Buena Nueva es justamente que el Padre nos ama con infinita misericordia y que nos ama en forma gratuita.

Entonces es una propuesta realmente clara: Seguir el camino de Jesús. Pero en qué consiste seguir a Jesús?  Pues seguir a Jesús es colaborar con El en su obra de sanación, de consolación, de liberación del mundo en una dinámica que anuncia el Reino de Dios.

Nuestro modelo a seguir es el de Jesús. En realidad como católicos, tenemos dos modelos: el de Jesús y el de su mamá, la Virgen María.  Los dos hicieron dos cosas muy importantes:

1. Poner toda su confianza en el Padre - confiar plenamente en El;
2. Ponerse a su servicio bajo todas las circunstancias que se presenten en la vida.

Estos dos criterios están muy claros en el Evangelio.

Poner toda su confianza en el Padre: Nos dice Jesús: "No estén pendientes de lo que comerán o beberán; no se atormenten. Los que viven para el mundo presente se preocupan por todas esas cosas. Ustedes, en cambio, piensen que su Padre sabe lo que necesitan. Por tanto, trabajen para su Reino, y El les dará todas esas cosas por añadidura" (Lucas 12,29-31).

Ponerse a sus sevicio: Pudiera uno pensar que cuesta seguir a Jesús. Dice el Señor: "El que no carga con su cruz para seguirme, no puede ser mi discípulo" (Lucas 15, 27). Pero qué hermoso es seguir a Jesús, que no importa lo que pese nuestra cruz, pues caminando con El, la carga se aligera. Pues da mucha alegría cuando se camina, siguiendo a Cristo y anunciando la Buena Nueva. Razón tenía San Pablo, tomando una reflexión del profeta Isaías  decía: "Qué lindo es el caminar de los que traen buenas noticias" (Romanos 10, 15).

Entonces tenemos que salir de nuestras propias limitaciones y de nuestros propios perjuicios para realmente acercarnos a los otros a los amados por Cristo: a los abandonados, a los menos evangelizados, a los pobres, a los presos. Seguir a Cristo exige dejar nuestro propio universo para ir más allá...

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